Bajo mi punto de vista, uno de las componentes de la fortaleza mental que más difícil es de gestionar en el fútbol amateur es el control de los niveles de ansiedad y creo que esto jugó un papel muy importante en las semifinales por el ascenso.
Sobre todo en la primera semifinal del sábado, donde había a priori un claro favorito que con el empate estaba clasificado y aunque es cierto que disfrutó de las mejores ocasiones del partido, y tuvo su oportunidad para cerrar la eliminatoria, quizás esos nervios se convirtieron en imprecisiones en los últimos metros y el marcador no se movió en su favor, llegando a los últimos minutos con el 0-0 en el electrónico de pinatar arena.
Fue a diez minutos del final cuando se produjo el momento clave del partido, penalti a favor del Mar Menor B, que se adelantaba 0-1, y con diez minutos más el añadido por delante y a tan solo un gol de la clasificación, el Abarán no supo gestionar esos momentos y esa presión de verse eliminado y primero vio cómo se quedaba con un hombre menos por expulsión y luego como a la contra le hacían el segundo y finalmente el tercero.
En mi opinión creo que se desmoronó tras verse abajo con toda la presión que tenía por ascender y además de ser el claro favorito.
Mucho animo a los chicos del Abarán que han hecho una gran campaña y quizás merecieron mejor suerte y enhorabuena a los pupilos de Popy por su clasificación a la final.
En la segunda semifinal, se enfrentaban dos equipos más igualados en la clasificación y dos conjuntos muy trabajados en los aspectos mentales como se pudo comprobar.
En primer lugar el Algar, que a pesar de quedarse con 10 en la primera parte, no le perdió la cara al partido en ningún momento y tuvo sus opciones de clasificarse hasta el último segundo, algo que tiene mucho mérito.
Y por parte de La Unión, tuvo que superar un momento de mucha tensión, ya que a su pequeño favoritismo inicial se le sumó durante el partido el hecho de tener un jugador más sobre el césped, y esa obligación de ganar también le generó presión, la diferencia fue que en el momento clave con el gol del Algar y verse por detrás en el marcador, su reacción fue inmediata y dio la vuelta al marcador en pocos minutos.
Por lo tanto resaltar y reconocer en este partido a los dos equipos una gran fortaleza mental en momentos clave y difíciles, sin embargo se volvió a ver de otra manera lo del día interior, mucha dificultad para gestionar emociones cuando el resultado era favorable. La Unión que no supo cerrar un partido que tenía de cara, y el Algar, que cuando cogió ventaja le duro apenas 5 minutos, eso sí con el atenuante de tener un jugador menos.
Felicitar al Algar por su lucha y entrega y a La Unión por su clasificación para la final.
Este sábado veremos si afecta y de que manera los aspectos mentales en la gran final por el ascenso.